Ya desde hace algunos años viene siendo normal alojarse en apartamentos cuando viajamos; nos dan más flexibilidad de uso, espacio, posibilidad de cocinar y compartir junto a nuestros compañeros de viaje, espacios comunes viviendo la ciudad como un oriundo más: PLANAZO.
Y odio ser la persona 3456456785421 elevado a la n que lo dice, pero dadas las circunstancias el panorama general ha cambiado –al menos de momento- un pelín. Los motivos de los viajes han cambiado y muchas veces lo que se busca no es tanto la experiencia de conocer ciudades, museos y restaurantes varios, sino tener la posibilidad de trabajar desde otro sitio que no sea ni la oficina ni hasta nuestro principal lugar de residencia, donde podamos disfrutar de mayor tranquilidad, contacto con la naturaleza, espacio, aislamiento, entorno diferente… Estas estancias son más largas y por ello hay determinados temas a tener especialmente en cuenta.
Las necesidades de cada cual son las de cada cual pero dado que nos tenemos que, iba a decir enfrentar, pero creo que la palabra es adaptar, os doy unos consejos a vosotros, anfitriones que con tanto cariño y cuidado acogéis en los alojamientos que en la plataforma Airbnb compartís.
Por un lado hay cosas que en cualquier caso está bien tener en cuenta pero nunca está de más recordar:
Revisar la vajilla. Que esté bonita. No importa que todo esté casado a la perfección, hay mezclas que puedes quedar muy chulas pero nunca vasos rotos ni platos desportillados. Algún servicio extra ahora que los huéspedes van a pasar más tiempo y puede que inviten a algún amigo.
Mucha luz. Y si no se puede porque no la hay, siempre iluminación cálida. Especial atención a la de la cocina y la de la zona de trabajo. Con luces indirectas podremos fomentar la luminosidad.
Quedarse en casa es más común que antes así que nuestros nuevos inquilinos seguro que agradecen tener libros o juegos de mesa para pasar agradables y tranquilos momentos.
Una estancia más larga equivale a mayor necesidad de espacio de almacenamiento, con lo que si cedemos espacio de los cambios de sábanas y toallas –que ahora no serán tan frecuentes- a la ropa del invitado se sentirá mucho más a gusto.
Esto ya es un poco en todas las casas, y las nuestras no van a ser menos: el espacio de trabajo ha cobrado especial importancia, iluminación natural y un asiento cómodo son un must.
Olvidémonos por un momento de lo estrictamente funcional y démosle un upgrade de calidez al mobiliario. ¿Es cómodo?¿Hay almohadas de diferente grosor?¿Me puedo tumbar en el sofá?
Los accesorios son esos grandes aliados: cojines chulos, una mantita al lado del sofá, una estufa extra en invierno y algún ventilador en verano por si Lorenzo aprieta seguro que hacen la estancia mucho más agradable.
Una buena conexión a internet se ha vuelto imprescindible ¿llega bien a todos los rincones?¿hace falta instalar algún repetidor?¿la clave del WIFI está a la vista?
Ahora que todos hemos aprendido a cocinar –algo bueno teníamos que sacar de esto- añadir algunos utensilios de cocina que además de útiles ¡pueden quedar muy decorativos en la encimera!
Botiquín: busca un sitio –puede ser en el baño- donde guardar tiritas, alcohol, algodón, esparadrapo y gasas. No queremos que pase nada pero “porsiaca”.
Y porque cada uno somos muy nuestros y con nuestras “cadaunadas”, dependiendo de cómo sean nuestros alojamientos, y por ende nuestros invitados, según estos cuatro tipos mirarmos diferentes decoraciones:
Los amantes de la naturaleza: son aventureros y les gusta dar paseos por el campo con sus mejores amigosl lo cual es estupendo y saludable, pero manchamos mucho (me incluyo en ellos). Un sitio fuera donde dejar el calzado, secadora por si llueve y no se puede tender fuera, decoración básica, un sofá grande, tazas y vasos toscos (la aventura da sed) y camita y cuenco para nuestros peludos serán siempre muy de agradecer.
Los que no pueden vivir lejos del mar: decoraciones relajadas en tonos tranquilos y suaves, materiales artesanos, telas de algodón, madera lavada sin barnizar, ventiladores de techo, mosquiteras, toldo y sobretodo tumbonas que para eso les gusta la playa, porque les relaja ☺
Las almas urbanas: la decoración pop con carteles antiguos, luces de neón y toques vintage, WIFI ultra rápida y escritorio con enchufe cercanos van siempre muy bien. Estridencias y tonos flúor SÍ. Las mesas de cristal aligerarán el espacio y las alfombras aportarán calidez pero OJO: necesitaremos un aspirador!
Las familias nómadas: una decoración bonita pero funcional, juegos de mesa, espacios más grandes y mayor número de habitaciones, un despacho donde trabajar aislado, prever cunas y tronas para lo más pequeños y ahora sí, microondas para papillas y biberones. Con todo este “quilombo” el lavavajillas y la secadora parecen bastante necesarios…
Bueno, queridos, espero haber arrojado algo de luz sobre esta nuestra nueva manera de recibir y alojar en la plataforma Airbnb y que os abráis, por qué no, a plantearos un cambio de residencia semipermanete, ahora que la tecnología lo permite: el mundo es tuyo, disfrútalo!
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